Edging: Aprende cómo conseguir grandes orgasmos
El mundo de la sexualidad es muy extenso y se pueden encontrar muchas variaciones en las relaciones sexuales. Hay tantas como parejas, porque cada una de ellas tiene su propio código y crea la situación más intensa entre ellos. Esto también sucede cuando una persona se masturba. Cada persona y cada momento es especial y único. Cada experiencia es personal y se crea al gusto de cada uno.
La incorporación de elementos sugerentes, como un juguete sexual, hace que se añada picante a la situación y se convierta en algo todavía más intenso y placentero. Además, se pueden añadir prácticas que son muy agradables y que se pueden convertir quizá no en algo habitual, pero sí en algo que hacer de vez en cuando para cambiar y conseguir sensaciones nuevas.
Edging, el placer que no se alcanza
Hay muchas técnicas para potenciar el orgasmo, tanto el femenino como el masculino. Tanto el hombre como la mujer pueden obtener orgasmos muy intensos gracias a diversas prácticas. El edging es una de ellas. Una técnica que se puede conseguir de manera sencilla, pero que ofrece unos orgasmos que salen de la escala.
El edging es una técnica por la que se busca el orgasmo con las relaciones sexuales, pero de una manera que interrumpe la excitación justo en el momento anterior de disfrutar del orgasmo. Por eso se llama edging, que en castellano querría decir “al borde” o “al límite”. La intensidad del momento va creciendo cuando se está practicando el sexo, pero es en el momento en que se nota que se acerca el clímax, cuando se para.
Esta práctica consiste precisamente en esto. Se corta cuando se acerca el orgasmo. De esta manera, se interrumpe la sensación placentera que ofrece el orgasmo, pero no quiere decir que renuncie al mismo, como ocurre con otras técnicas sexuales.
Después de interrumpir de manera voluntaria la consecución del orgasmo, se ha de volver a poner toda la maquinaria en marcha. Esto hace que el deseo se incremente y se retome de nuevo la escalada hacia el orgasmo. Lo importante es mantener la excitación y repetir el ascenso hasta la sensación final. Y no es necesario hacerlo una vez solo. Se puede intentar tantas veces como sea necesario.
No importa las veces que se interrumpa el orgasmo. Aunque se corte la erección en un momento dado, tanto en el caso del pene como la excitación del clítoris, se puede retomar tantas veces como sea necesario e incrementar el placer mutuo.
Esto puede hacerlo tanto el hombre como la mujer. No afecta a la excitación porque es una sensación como si fuera el deseo de tomar una galleta y cuando fuéramos a morderla la retiramos de la boca. No la comemos, pero nos quedan las ganas de hacerlo. Esa es la misma sensación que queda, pero enfocada al sexo.
Y atención, no solo se puede conseguir en la relación en pareja. También se puede realizar el edging cuando se está practicando la masturbación. El sistema es el mismo. Se procede a la estimulación del pene, el clítoris o las distintas zonas erógenas y se lleva hasta saborear el orgasmo. De esta manera se consigue rozar el clímax, pero en el momento de conseguirlo, se interrumpe.
Tras reducir la intensidad de la excitación, se debe de volver a comenzar, aunque en ese momento ya hay mucho camino hecho y se puede experimentar el placer con mayor intensidad. Se puede interrumpir de nuevo y volver a empezar. No hay límite de tiempo. Lo importante es marcar el ritmo y dejar que sea el momento el que dicte las ganas de terminar.
Pero no solo se puede practicar el edging con el propio orgasmo. Otra modalidad de juego es interrumpir la excitación de la pareja. Esto suele hacerse estimulando a la otra persona y cuando se nota que está a punto de alcanzar el orgasmo, se puede interrumpir esa estimulación e interrumpir la llegada del orgasmo.
En esta modalidad de edging se ejerce un control hacia la otra persona, ya que es uno el que marca el ritmo de la llegada del orgasmo y otro el que recibe esta acción. Con esta modalidad, bien sea reteniendo el propio orgasmo o permitiendo que sea la pareja quien lo haga, los orgasmos son más intensos y desde luego, más placenteros.
Maneras de realizar el edging
El edging no tiene solo una manera de realizarse. Hay muchas formas de provocar esa interrupción del orgasmo. Lo principal es conocer bien los ritmos de la pareja, en caso de practicarlo con esa otra persona y conocerse a sí mismo en el caso de la práctica del edging en la masturbación.
Es importante saber cómo reacciona el cuerpo y cuáles son las señales que indican que se aproxima el orgasmo. Cuando esas señales comienzan a aparecer, es el momento en que se debe parar. Esta práctica no es nada fácil, porque se puede retrasar demasiado el orgasmo e interrumpir la excitación de manera definitiva y no poder continuar.
Otro riesgo es no parar a tiempo y que el orgasmo llegue igual. De todas maneras, en este segundo caso, puede ser que el orgasmo sea incluso más intenso que en condiciones normales y se haya conseguido ese objetivo: tener un mejor orgasmo.
En la masturbación masculina, el edging se puede hacer de varias maneras. Una de las más comunes es comenzar a masturbarse y seguir estimulándose hasta que el cuerpo indica que se aproxima el clímax. En ese momento, basta con parar el masaje durante unos segundos.
Entonces se produce un retroceso en la excitación y el orgasmo no llega, pero se queda en las puertas. Cuando el cuerpo se ha tranquilizado un poco, es el momento de volver a iniciar las caricias y la estimulación, hasta conseguir llegar de nuevo a ese preorgasmo. Es la propia persona quien decide si continúa o se detiene de nuevo. La intensidad del orgasmo será mayor a lo habitual, así que hay que pensar si se quiere culminar ya o hacer otro ciclo.
Una de las técnicas que se utilizan para realizar el edging es el llamado squeezing. Esta práctica consiste en masturbarse y antes de llegar el orgasmo, parar y presionar ligeramente el glande. Esto puede interrumpir la llegada del orgasmo o estimularlo más, consiguiendo un clímax más potente. Como en todo lo que se refiere a la sexualidad, depende del momento y de la situación.
En el caso de la mujer, es importante también conocerse bien. La masturbación le permite no solo obtener el placer a su ritmo, sino también a experimentar con los ritmos y los tiempos necesarios. Aunque no todos los momentos son iguales y el estado de ánimo puede variar, es una buena manera de ir marcando pautas.
Conocer los distintos puntos de placer es fundamental. Saber donde se ha de tocar, cómo y a qué ritmo es lo que produce un gran placer y se debe conocer. Para cambiar la intensidad de las caricias y su ritmo, es útil utilizar un juguete erótico.
Hay muchos en el mercado que vibran según la regulación elegida. Así, es importante utilizar el juguete vibrador para ir probando la estimulación y los distintos grados de excitación que provocan. No importa si no se consigue el edging durante las primeras veces. Lo importante de la sexualidad y los momentos íntimos es disfrutar y conseguir placer. No importa si esas primeras veces se llega al orgasmo y no se puede conseguir la interrupción del orgasmo a tiempo.
Se puede seguir practicando, que al fin y al cabo, se trata de disfrutar y divertirse con el sexo. La pareja puede participar también en estos ejercicios de práctica. No solo se trata de divertirse en solitario, sino comenzar a practicar juntos hasta que no haya secretos entre ambos cuerpos y sepan leer perfectamente las señales.
Otro de los puntos importantes a tener en cuenta sobre el edging es la comunicación que debe tener la pareja. Saber qué quiere la otra persona y lo que no le gusta ayuda a tener más intensidad durante las relaciones en pareja. No hay que cortarse para indicar lo que gusta y lo que no, las caricias que más excitación producen y ayudan a llegar a un orgasmo pleno. Además, en una práctica como esta es importante conocer bien a la pareja y sus reacciones, para parar en el momento justo y retomar las caricias en el punto adecuado.
Ventajas y desventajas del edging
Las ventajas del edging son muchas, pero se resumen en una sola: da mucho placer. No es una técnica que mejore la vida en general, ni que tenga efectos beneficiosos en ningún aspecto de la salud. Es, simplemente, una manera de conseguir orgasmos más intensos. La práctica del edging, en pareja o a través de la masturbación, es simplemente más excitante y provoca mayor placer que dejarse llevar.
Pero esto tampoco quiere decir que tenga que ser una práctica obligatoria para que la practiquen todos y en cada relación. Cada momento tiene sus características, su forma de afrontar el deseo y una manera diferente de actuar.
En cuanto a las desventajas, estamos en la misma situación. No hay ninguna contraindicación ni es necesario tomar precauciones especiales para realizar el edging. El sexo consensuado y sin riesgo es siempre muy agradable y esta no es una práctica peligrosa en ningún caso.
Físicamente, sabemos que edging, al interrumpir la llegada del orgasmo, mantiene encendido el deseo y se busca terminar. Pero si no se consigue, no pasa absolutamente nada y no hay ningún problema en interrumpir la relación y retomarla en otro momento. Posiblemente, las ganas seguirán activas y harán que ese nuevo acercamiento sea más deseado e intenso.
La sensación que se experimenta al llegar ese orgasmo retrasado provoca que sea más fuerte y se experimente de otra manera. No hay nada que señalar, ni en positivo ni en negativo frente a esta práctica y es tan sencilla o complicada como cualquier otra que se quiera practicar.
Complementos para disfrutar más de la práctica del edging
Los grandes momentos no necesitan grandes preparativos. A veces se necesita solo una actitud que facilite el encuentro y la complicidad. No hace falta que sea con otra persona. El momento íntimo en soledad también requiere una especial atención y cierta motivación. Pero aunque no se necesite mucho para encender la chispa y ponerse manos a la obra, algunas cosas sencillas de tener cerca pueden ayudar bastante.
Los complementos para una práctica sexual más agradable y satisfactoria no pueden faltar nunca, porque hay que disfrutar siempre sin molestias. Por eso, siempre hay que contar con un gel lubricante. Este complemento es fundamental en todas las relaciones, tanto en pareja como a la hora de masturbarse.
El roce de la mano o los dedos pueden causar pequeñas abrasiones, que quizá no se noten en el momento de realizar el acto, pero pueden causar molestias más adelante. Tanto si se trata de masturbar el pene como de acariciar el clítoris e introducir los dedos en la vagina o en el ano, es fundamental utilizar estos geles lubricantes.
Con sabores, que ayudan en el momento de la felación o el cunnilingus, que también pueden ser una práctica útil para llegar al edging, o sin sabor, simplemente para sentir las zonas más sensibles protegidas y estimuladas.
Los juguetes también ayudan a practicar el edging. Tanto para los hombres, con masturbadores con o sin vibración o con la gran variedad de dildos, vibradores y succionadores de clítoris que hay a disposición de las mujeres, es fácil jugar y disfrutar hasta llegar a ese punto para parar y provocar la excitación que puede culminar más tarde.
Los complementos para practicar el sexo son siempre una buena idea, bien sea un dispositivo para ofrecer placer como los geles y otras cosas que despiertan la fantasía. Las plumas, los antifaces, las esposas y la lencería son compañeros ideales para descubrir esos momentos intensos y tan especiales que buscamos en esos momentos de pasión, en pareja o en solitario.